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SANTÍSIMA TRINIDAD

Trinidad de Andrei Rublëv
(Inspirado en Génesis 18, 1-10, y en la hospitalidad de Abraham)

 Nos dice Madre Domitila en el Directorio:

"La Fe me revela la misteriosa morada de la Santísima Trinidad en mi alma. Soy miembro de Cristo; mi cuerpo es templo del Espíritu Santo. Sin dejar la tierra, puedo gozar de la felicidad del Cielo. Y en el Santísimo Sacramento, ¡cómo habita también cerquita de nosotras! ¿Por qué, pues, buscarle tan lejos y como oculto en otros mundos a este Dios a quien traigo y encuentro en mí misma y con su Humanidad viene diariamente a aposentarse en mi corazón? ¿Cómo no he de poder llevar yo una vida de adoración, teniendo a Dios tan presente? ¿Qué es lo que esta vida supone? Actos frecuentes renovados; pensar habitualmente en su presencia a mi lado y en mí misma, como un amigo que, sin molestarme ni distraerme, estuviese siempre conmigo siguiéndome en todos mis trabajos.

Esto es lo que los santos nos significan al hablar de aquel oculto retiro que allá en su corazón tenían reservado sólo para Dios, y de aquel íntimo sentimiento que les mantenía unidos a Él en medio de las más perentorias ocupaciones.

"Queremos aprender a "estar con quien nos ama" porque "con tan buen amigo presente, todo se puede sufrir". En ti aprenderemos a unirnos a la voluntad del Padre, "porque en la oración el amor es el que habla" (Juan Pablo II, citando a Santa Teresa de Jesús. Visita España, 1982)

Asistamos a aquella augusta escena celestial que se nos describe en el capítulo IV del Apocalipsis, aquella incesante alabanza ante la Divina Majestad, ensalzando con soberano respeto la santidad infinita de Dios: "Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios todopoderoso". Ésta es la Adoración en verdad". (Directorio IV. La Adoración).

Cada domingo, las Misioneras Hermanas de Betania, rezamos en comunidad el Trisagio a la Santísima Trinidad. Dios está en nuestra alma. Dios siempre nos acompaña. A veces, andamos distraídos y no percibimos la inmensidad de su Amor. Teniendo a tan Divino Huésped en nuestro interior, podemos gozar en todo momento. El Cielo está con nosotros. Dios, en su inmenso Amor, ha querido habitar en nuestra alma. ¡Qué dicha la nuestra!. Dios está con nosotros. "Y si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?" (Romanos 8, 31), nos dirá San Pablo.

Alegrémonos y comuniquemos la Grandeza del Amor de Dios. Dios nos ama infinitamente.

En oración, ante la inmensidad de la Creación


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