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Santa Mónica |
Hoy celebramos la fiesta de Santa Mónica, y mañana la de San Agustín. Santa Mónica oró y lloró mucho por la conversión de su hijo Agustín, que iba por mal camino. El Obispo de Milán, San Ambrosio, le dijo que no podía perderse un hijo de tantas lágrimas. Mónica pudo ver la conversión y el bautizo de su hijo, que fue cuando ya tenía 33 años. Posteriormente, Agustín fue sacerdote y obispo y es uno de los Padres de la Iglesia. Fue un brillante orador, filósofo y teólogo. Suya es la frase "Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva, tarde te amé".
No desfallezcamos en la oración. Seamos perseverantes. Jesús nos ha dicho: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá" (Mateo 7, 7).
Madre Domitila nos dice en el Directorio:
"La Oración será la ocupación primordial en la vida de una Hermana de Betania, a imitación de Jesús, que vivió treinta años de vida oculta y contemplativa; cuando una ocupación legítima impida hacerla con la Comunidad, debe suplirse haciéndola cuanto antes, así como se suple el alimento cuando se ha faltado a lss horas de comida.
La Oración no es otra cosa que el trato íntimo del alma con su Dios. Esta disposición debe acompañar en todo momento, y las horas destinadas especialmente a ello deben, en lo posible, estar exentas de toda preocupación u ocupación" (Directorio II. La Oración.)
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San Agustín y Santa Mónica |
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