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SAN LÁZARO

Resurrección de Lázaro.
 Icono bizantino que se encuentra en la sala de san Lázaro en Betania

 Hoy celebramos a san Lázaro, el hermano de Marta y María. Pocas cosas sabemos de él. Sabemos que era muy amado de Jesús. Marta y María, cuando Lázaro se pone enfermo, mandan este recado al Maestro: "Señor, aquel que amas está enfermo" (Juan 11, 3). Ellas no dudaban de que Jesús correría enseguida a sanarle. Es una prueba muy dura para las dos hermanas el ver que Lázaro se va agravando y que Jesús no llega, y que su hermano muere, y Jesús no está en el entierro. No entienden cómo Jesús no las ha acompañado en estos momentos, ni como no se ha apresurado a curarle. No pueden comprender.

¡Tantas veces también nosotros no entendemos tantas cosas que ocurren en nuestras vidas, o en el mundo en que vivimos!. Queda oculto a nuestros ojos. Sólo Dios sabe el porqué de tanto dolor y sufrimiento.

Y Jesús llega cuando Lázaro ya lleva cuatro días enterrado. ¡Qué misterio!. Y Jesús, en la casa de Betania, hará el gran milagro de resucitar a un muerto ya sepultado de días. ¡Cómo nos sorprende siempre Jesús!. Cuando Jesús le dice a Marta que su hermano resucitará, ella cree que sí, que resucitará al final de los tiempos, pero responde con fe en Jesús diciendo: "Yo creo que Tú eres el Mesías, el que tenía que venir al mundo" ( Juan 11, 27). Jesús se conmoverá y llorará ante el dolor de las dos hermanas, y hará que Lázaro vuelva a vivir.

Muchos creen en Jesús ante este gran milagro, pero algunos no. La fe es un don que debemos pedir, y estar abiertos y buscar la verdad con corazón limpio para poderla recibir. El milagro de la resurrección de Lázaro, apresura que sus enemigos quieran que pronto muera. Les estorba que haga milagros y que la gente crea en Él.

Pidamos en este sábado, cuando ya sólo falta una semana para la Nochebuena, que tengamos el corazón sencillo, disponible, abierto a Dios, como la Virgen María y San José, que ya estarían preparando con tanto cariño todo, hasta el más mínimo detalle, para que Jesús pudiera ser acogido dignamente, con mucho amor. Que en nuestros corazones también encuentre este nido de amor que Él desea para poder vivir en nuestro interior. Abramos las puertas de par en par al Redentor.

Jesús con Marta, María y Lázaro




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