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El Papa Francisco rezando |
Seguimos avanzando en el tiempo cuaresmal. El domingo pasado escuchamos en el Evangelio la Transfiguración de Jesús. El Santo Padre en el mensaje para la Cuaresma nos propone dos caminos para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.
"El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: "Escúchenlo" ( Mt 17, 5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos hable. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. (...) Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal. (...).
La segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones (...) La Cuaresma está orientada a la Pascua. Nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección (...)
El Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones".
Interioricemos y vivamos esta mensaje de nuestro querido Papa Francisco. Seguir a Jesús "a Él solo", escuchémosle y escuchemos la voz de nuestros hermanos, especialmente los que sufren. Dejémonos acompañar de nuestra Madre, la Virgen, Ella siempre está a nuestro lado y nos invita a mirar y escuchar a su Hijo. "Hagan lo que Él les diga", dirá en las Bodas de Caná. Acojamos las palabras de María y las de Jesús en nuestros corazones y vivamos en la paz, cumpliendo la voluntad de Dios.
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