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Imagen del Sagrado Corazón de Jesús |
Ayer celebrábamos la gran fiesta de San Juan Bautista. En el Evangelio, Jesús dirá de él: "el mayor nacido de mujer" (Mateo 11, 11) (Lucas 7, 28). En este mes de junio, dedicado todo al Sagrado Corazón, ayer, precisamente, coincidiendo con la solemnidad de San Juan, celebrábamos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que es el segundo viernes después del jueves de Corpus, y cuando esta fiesta se traslada al domingo, como ocurre aquí, es el viernes siguiente, o sea, ayer.
San Juan Bautista nos enseña el camino de la humildad. Dirá a sus discípulos: "Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya". Juan se retira para dar paso a Jesús, el Mesías. Aprendamos también nosotros de esta humildad de Juan. Recemos con fervor a Jesús, especialmente en este mes del Sagrado Corazón la jaculatoria más conocida: "Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío", y también: "Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón humilde, semejante al Vuestro". Confiemos sin desfallecer. Recemos con fervor:
"(...)Quiero que mi alma sea un Sagrario vuestro (...), un lugar de descanso para Vos, una viva imagen de vuestro Corazón, de manera que dedicándose tota la vida a amaros, el último pensamiento que haga a la hora de mi muerte, sea un acto de amor a Vos, oh Jesús dulcísimo que queréis glorificar mi alma por toda la eternidad. Amén. (Josep Torras i Bages).
Así vivió Madre Domitila que, estando muy enferma, le preguntaron a la víspera de su muerte, ocurrida el 9 de octubre de 1955, si tenía miedo a morir, y su respuesta fue esta: "¿Cómo voy a tener miedo a encontrarme con el Corazón de Jesús, si siempre le he amado?".
Amemos a Jesús y a María. Recemos con fervor a sus Sagrados Corazones: "Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío" "Dulce Corazón de María, sed nuestra salvación".
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Corazón Inmaculado de María en la Capilla pequeña de Betania |
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